Había sido una semana muy pesada en la oficina, entre los pedidos del jefe, los favores a los compañeros, los larguísimos traslados al trabajo, etc. En lo único que pensaba era en el fin de semana, en ir a un bar o un antro, tomar unas cervezas, coquetear con unas chicas y, si había suerte, pasar un rato más que agradable con una de ellas.

Yo no soy muy atractivo pero tampoco estoy -como decimos en mi país- tan tirado al caño. Mido un poco menos de 1.70, mi complexión es normal, un poco atlética, tez morena, ojos café claro, piernas fuertes, nalgón y mi miembro entra en la media, 15 cm y un tanto grueso.

Llegó el viernes y decidido a salir y divertirme, entré a un bar donde una banda de rock estaba tocando. Vestía unos jeans color azul oscuro, una camisa negra lisa con botones blancos, chamarra de cuero azul pálido y zapatos negros. La mesera, nada fea por cierto, me indicó una mesa de las que estaban pegadas a la pared, casi hasta atrás. Asentí y me senté allí. Inmediatamente me di cuenta que en la mesa de al lado se encontraban 3 chicas, 2 que no entraban en mis gustos y 1 que definitivamente sí lo hacía. Tenía el cabello largo y negro, le llegaba a media espalda, su cara daba la apariencia de cierta inocencia, su sonrisa era como las que más me gustan: contagiosa y sexy. Sus ojos eran café oscuro, tenía puesto una blusa que delineaba de forma maravillosa sus pechos, unos pechos chicos pero firmes. La blusa le llegaba a media cintura, lo que me permitió ver que tenía un piercing en su ombligo con forma de corazón que se veía de lo más sexy y atrevido, y unos jeans súper pegados que hacían resaltar sus caderas y daban cuenta de que tenía un culo de ensueño.

Inmediatamente le pedí a la mesera una cerveza, la banda estaba tocando "californication", excelente canción, volteé para ver a la chava que me había llamado la atención, justo en ese momento ella también volteó hacía mí, nos miramos y desvío su mirada al cabo de un instante. Creí ver en sus ojos cierta atracción, o tal vez era sólo mi imaginación. Pedí 2, 3, 4 cervezas más y seguíamos disfrutando de la banda que seguí tocando buenas canciones, de los guns and roses, pearl jam, nirvana, etc. Ella sabía varias de las canciones y eso me atrajo de sobremanera. Las miradas se volvieron más constantes y en una de ellas hubo varias sonrisas correspondidas de parte de los dos. Poco después, sus dos amigas se levantaron, yo creo al baño, y sólo quedó ella en la mesa. No lo pensé y me acerqué a saludarla y fue más o menos así:

-¡Hola! -le dije- Toca bien la banda.
-Sí, tocan muy bien -me contestó, tocando su cabello y esbozando una sonrisa.
-Mi nombre es Iván, ¿cuál es el tuyo?
-Ilse, mucho gusto.
-¿Qué dices si te invito otra cerveza?
-No lo sé, ya tomé mucho, y cuando tomo mucho hago cosas sin pensarlas, jajaja.
-Eso no es tan malo, las mejores cosas no se piensan, ¡se sienten!
-Sí, ¿verdad? Jaja.
-Sí jaja. Además, lo más divertido siempre viene después de un "pues chingue su madre, que sea lo que Dios quiera" jaja.
-Jajaja, es cierto. ¿Quieres venir a nuestra mesa?
-Sí, sólo voy por mis cosas.

Sus amigas llegaron justo cuando me iba sentando al lado de ella, me presentó y empezamos a hablar. Yo estaba a la izquierda de Ilse, y conforme fuimos tomando más cervezas empezamos a coquetear, yo para cualquier comentario la acercaba a mí, pasaba mi mano al rededor de su cintura y se lo decía en el oído, ella se reía y situaba su cabeza en mi pecho, colocaba su mano sobre mi pierna, a veces rozaba mi miembro, yo empezaba a tocar su cadera, cuando regresaba mi mano la pasaba lentamente por su espalda baja, la acariciaba a veces con un dedo, a veces con la parte de atrás de mi mano, cada que hacía eso ella me miraba y me hacía ver que le gustaba. Me empezó a acariciar la entrepierna y mi miembro empezó a crecer y ensancharse hasta que ella lo sintió, la miré y me sonrió de forma maliciosa, mi mano fue subiendo poco a poco por su hombro hasta su cara y la besé. Le susurré al oído: Vamos a un hotel, no aguanto las ganas por tenerte. Asintió con su cabeza, se despidió de sus amigas y nos fuimos al hotel más cercano.

Una vez dentro, la tome y la puse de espaldas a mí, contra la pared. Pegué y repegué mi cuerpo al de ella, mis piernas tocaban las suyas, mi abdomen sentía su espalda baja, mi pecho su espalda a la altura de sus pulmones, mi boca se acercaba a su cuello, mi aliento le daba en la nuca, le empecé a mordisquear ligeramente la oreja, luego le besé el cuello, mi miembro se apretujaba contra su culo, con movimientos de arriba-abajo y a los lados, mis manos empezaron a acariciar sus piernas, subían poco a poco a su sexo, una de ellas seguía su camino recorriendo su abdomen hasta su seno, lo tomé y lo cubrí todo sin dejar parte de él libre, ella se movía hacia atrás, se pegaba cada vez más fuerte a mí, pasaba una mano por mi cabeza y la otra buscaba pasar de mi pierna a mi pene que crecía simultáneamente a sus suspiros, llevaba su cabeza para arriba a modo de que todo su cuello quedara a merced de mi boca, le gustaba que mis labios besaran su cuello, podía ver claramente que le encantaba la sensación de mi lengua en su piel. La giré y ella brincó y se abrazó a mí, la bajé al filo de la cama y la aventé bruscamente a ella, subí en ella, tomé sus manos y las puse arriba de su cabeza mientras la besaba. Dejé sus manos arriba y poco a poco fui besando su cuerpo de forma rápida, pasando de sus labios a su cuello, luego a su pecho, con mis manos le levanté la blusa y se la saqué por arriba de la cabeza, apreté sus senos por arriba del brasier, metí mis manos por abajo de él y saque sus senos, los empecé a besar, pasé mi lengua en medio de ellos y me fui primero al lado derecho, lo fui cubriendo de besos, los humedecí con mi lengua, mordisqueé sus pezones con mis labios y exhalaba aire cálido sobre ellos hasta que se pusieron duros. Dejé una mano que acariciara de su cuello a sus pechos, a veces metía mis dedos a su boca y ella los succionaba, mi boca siguió bajando por su abdomen, a besos, mordiscos y lamidas, le desabroché el pantalón y lo bajé todo. Le dejé la tanga puesta, era negra. Recomencé mi camino por su cuerpo pero ahora de abajo hacia arriba, mis manos comenzaron en sus pantorrillas, luego pasaron por el lado interior de sus rodillas, hasta sus entrepiernas, pasé ligeramente mi mano en su vagina, por arriba de su tanga, primero mis dedos, el de en medio se hundió en sus labios, luego mi palma y la subí nuevamente a sus pechos, su cuello y su boca. Mis labios empezaron a besar sus piernas, con la otra mano jugueteaba con su tanga y la pasaba a su culo, lo apretaba y acariciaba, le di pequeños mordiscos a sus muslos, a su entrepierna, pasé mi lengua sobre la tanga, a la altura de su vagina, ya se empezaba a humedecer, decidí quitársela y empezar a darle un buen oral. Comencé primero a lamer sus labios, luego rodee su vagina con mi lengua varias veces, empezaba a sentir cómo empezaba a mover su abdomen hacia arriba y hacia mí. Mis manos recorrían su cuerpo, sus pechos, su cuello, su culo, su abdomen, su boca; mi boca besaba, mordisqueaba y lamía su vagina, sus labios, su clítoris. Mi lengua empezó a lamer su vagina de abajo hacia arriba, me detenía en el clítoris y empezaba masajearlo con mi lengua, primero de arriba a abajo, luego de izquierda a derecha, luego lo rodeaba, sentía cómo ella empezaba a retorcerse, a gemir, a ella le gustaba más cuando lo rodeaba, así que eso hice más, oí cómo llevó sus manos a cada lado de su cuerpo y apretó el colchón, sentí cómo jalaba las sábanas, cómo se movía de placer, cómo empujaba sus caderas hacía mí que parecía que quería que me metiera en ella, yo empezaba a lamer más rápido e introducí dos dedos en su vagina, los movía a modo de rozar su punto g, ella empezó a gemir más fuerte, cada vez lo hacía más y más rápido hasta que ella se empezó a venir, fue allí cuando todo lo hice más fuerte y más rápido y no paré hasta que acabó.

Esto no acaba aquí, publicaré la siguiente parte otro día.