Hace algún tiempo comencé a fijarme algo más en un vecino que llevó conociendo desde que tenía al menos 14 o 15 años. Él actualmente debe estar entre los 35 o 38 años, está casado y con hijos. Yo tengo 19 años y con un expediente amoroso prácticamente inexistente... Padres estrictos, hija menor, el mismo cuento resonado. Ahora, la situación es que desde ese tiempo hasta aca, ese sentimiento ha sido constante y sólo ha ido incrementando en lugar de apagarse. Me siento mal, completamente culpable por el hecho de que conozco a su esposa desde que esta era adolescente y yo era solo una niña que acaba de dejar los pañales. Ambos, a mis ojos, tienen un matrimonio precioso de verdad y además, Nuestras familias se conocen desde hace mucho mas y se llevan bastante bien, por lo que no quiero hechar a perder todo eso por andar de imprudente y caliente. Yendo directo al caso debo decir que aunque he intentado mitigar las ganas, o centrar la atención en otros, pues aún le sigo teniendo unas ganas tremendas a mi vecino. Quizá es la situación de encierro por la cuarentena o también el punto de que llevaba un tiempo sin verlo, que pues está demás decir que la última vez que lo vi, me prendí de nuevo. No podía parar de verlo de reojo, sus brazos, su espalda ancha, su culo redondito, detallarlo de arriba abajo y dejar que me atrapara haciéndolo... Y también fingir que no notaba cuando el me veía a mi. Cada vez que hablaba o se movía lo seguia discretamente con la mirada para guardar cada detalle. Y es que después de eso no podía parar de pensar en las ganas que tenía de acostarme con él. Que se subiera sobre mí, y empezará con esas embestidas lentas, enloquecedoras, mientras me besaba y mordía los pezones. Sentir como destilaba sudor, como comenzaba a gemir discretamente y comenzaba a meterse con mayor velocidad en mi interior, sacudiendome, apretandome, haciéndome decir su nombre en jadeos mientras enredaba mis dedos en su cabello y le suplicaba temblorosamente que lo hiciera más fuerte, más duro. Luego que me volteara rápidamente, con urgida desesperación, y me diera algunas nalgadas mientras se clavaba dentro de mi otra vez, de espaldas, una y otra, y otra vez con fuerza haciéndome retorcer de placer debajo de él, gritando, apretujando las sábanas, completamente bañada en mi propia humedad por ese delicioso roce. Pero, lamentablemente esto es solo un deshaogo de entre las numerosas fantasías que me han invadido estos últimos días, pues sinceramente no creo que pase nada por el momento. Yo no quiero destruir ese matrimonio, ni mucho menos arruinar la amistad entre las familias y sé que él, aunque tengas ganas tampoco lo haría seguramente. De cualquier manera como ya lo he mencionado soy bastante inexperta sexualmente, o en otras palabras: soy virgen; dudo que aunque se diese la situación me prestaría para acostarme con alguien que de antemano sé que solo podrá estar de forma pasajera y no hay nisiquiera futuro a corto plazo. Por otro lado, reconozco que mi vecino es un amor de persona, muy maduro y responsable y pues esa faceta de él me calienta hasta lo profundo. Sencillamente, estoy en un ciclo vicioso de incertidumbre.