No puedo dejar de excitarme con solo recordar la noche del sábado en la que salí del trabajo y me recogió mi novio, teníamos plan de pasarla rico en su carro en un lugar abierto, tan solo la idea me enloqueció, estuvo rondando por mi mente todo el día saber cómo sería nuestro delicioso encuentro y mientras lo pensaba mojaba mi ropa interior.

Antes de llegar al lugar en el que pasaríamos la noche, paramos el carro para sentarnos a ver la ciudad en un lugar alto con una vista increíble, fue un momento muy romántico y dulce, a lo lejos se veía juegos artificiales… en ese momento quería parar el tiempo y consumirme en sus labios y así fue.

Empezamos a recorrer la zona en la que pasaríamos la noche, pero no sabíamos que parte elegir, no queríamos ser molestados y mucho menos por la policía, esos instantes mientras buscábamos un lugar oscuro, hacia que mi corazón latiera con mucha fuerza y que me erizara la piel, tenía muchos nervios pero a la vez mi ropa interior no aguantaba más humedad.

Al fin encontramos un lugar, los nervios invadían cada vez más mi cuerpo pero no importaba, mi deseo por él es increíble, es el hombre que me trae a sus pies, su mirada derrite mi alma y su sonrisa alborota mis emociones. Empezamos nuestro encuentro con una muy buena charla, esas que te hacen sentir un momento muy ameno con pausas en las que los besos hacían que mojara cada vez más y podía sentir como se le ponía duro su delicioso pene, acompañábamos la noche con cervezas y buena música, el frio de la noche   acariciaba nuestra piel, pero nuestra pasión calentaban el momento, el tiempo parecía pausado pero por lo contrario; el tiempo pasaba rápido, trataba de capturar imágenes y sonidos que atesoraré por siempre en mi memoria , habían momentos en lo que estaban tan caliente que quería comenzar a hacer el amor pero él me hacia sufrir; ya que quería que me contuviera lo más que pudiera, en un instante no aguantaba y le pedí que por favor me dejara chupársela solo un instante, fue el instante más excitante hasta el momento, su verga estaba muy dura, pero mi chico travieso me dejó con ganas de más… eran las tres de la mañana y sentía que ya no aguantaba más, pero me contenía, empezamos a fumar yerba en la pipa y mi deseo por ser penetrada aumentaba cada instante más, los besos y la caricias seguían calentándome más hasta que llegó el momento, ambos queríamos devorarnos y le dije -Ya no aguanto  más!!!... su carita traviesa que me arrecha tanto… me miró y me dijo -No? En ese instante recosté el espaldar del asiento  y me acomode en cuatro, de repente siento su verga perforarme mi vagina completamente lavada  y un gemido de placer no se hizo esperar, la tenía tan dura que sentía como me podía doblar de placer, me penetraba cada vez más rápido y rico, mis gemidos  se convirtieron en gritos de máximo placer, en esos momentos me iba acomodando a tal punto en el que me podía clavar más profundo y fue cuando sentía que estaba por venirme, en ese instante cuando estaba en mi máximo clímax exploté a chorros uno tras otro, tras otro, él sentía como salpicaba sus piernas y yo tenía mojado el asiento, mis piernas y mi mano por completo, perdí la cuenta de cuantos squirts tuve, pero fue un momento de puro placer, me encantó cuando estaba dándome tan duro y cambiaba la velocidad, podía sentir que cada vez que metía su pene y lo sacaba un chorro salía de mi vagina, cuando ya no podía de tanto placer y  me sacó hasta el último chorro, me acomodé de frente a él y seguimos la faena, en ese momento mis dedos se movían como locos tocando mi clítoris, hasta que llegó el momento en el que tuve un grandioso orgasmo, no podía dejar de estremecerme y gemir, fue en ese instante en que sacó su verga y me echó toda su leche encima, mis dedos se humedecían de su leche  para luego probar su delicioso sabor… no me gusta jurar, pero juro que jamás olvidaré está estupenda experiencia.