Desde pequeña se ha bañado con nosotros (mi esposa y yo), y unas cuantas veces me vio con una erección, pero hasta ahí. Pero una vez a sus 12 años, nos encontró teniendo sexo y bueno, la tenía de perrito dándole todo por detrás, por lo que fue una imagen muy comprometedora así que rápidamente nos vestimos y le explicamos que estaba pasando(aunque por su edad ya lo debía saber), solo lo que debía saber estrictamente, como que solo lo deben hacer dos personas adultas y solo si se aman y el reto de cosas que se recomienda decir en esos casos para evitar que luego sintiera curiosidad por eso. Poco tiempo después, mi esposa estaba de viaje, me fui a bañar y me comencé a masturbar con el agua de la ducha cayendo en la cara, así que me entregué a la sensación y cerré los ojos, no sé cuánto tiempo estuve así exactamente pero, cuando me vine, abrí los ojos, y vi a mi hija completamente desnuda en la entrada de la ducha, viendo todo, y bueno, supuse que sabía exactamente lo que yo hacía sobre todo por el incidente de solo un par de semanas atrás, así que le pregunté qué hacía ahí y, casi de un salto, se me acerco y me abrasó fuertemente de tal manera que por la diferencia de estatura mi pene quedó entre sus dos senos(que aunque en formación ya prominentes), y me dijo que se quería bañar conmigo, a lo cual, después de lo que había visto y por la forma en que lo dijo supe que era más que obvio lo que quería y que ese contacto no era al azar, así que, aunque me cueste admitirlo, debo decir que el contacto de sus suaves pechos en mi pene sensible se sintió más que bien, pero tampoco soy un pervertido, así que inmediatamente le dije que no, que soy su padre y ella mi hija, además, ella estaba muy pequeña para pensar en eso. Nunca comenté nada de eso con mi esposa porque creí que ya todo estaba solucionado. Nunca me volvió a ver desnudo, y se comenzó a bañar en su baño, pero un día que su madre se fue temprano a trabajar, salí un momento a hacer algo, y de regreso me encontré a un amigo que vive a solo unas casas de la mía y me invitó unas cervezas. No tomé mucho, y aguanto bastante, pero ese día quedé en ese estado en el que, aunque recuerdas todo y eres consciente de lo que haces, el alcohol hace de las suyas. Cuando llegué a casa me encontré a mi hija en la mi cama masturbándose y viendo porno en la TV, cuando me vio llegar mientras la regañaba no dijo nada, solo se acercó a mi y me salto envolviendo sus piernas en mi cadera, teniendo un contacto directo entre su vagina y mi pene que inmediatamente reaccionó con una erección, que aunque involuntaria, comprometedora (cabe decir que ya no es una niñita, ya tiene un voluminoso y bello cuerpo de mujer porque se desarrolló a los 11 y ahora ya tiene 13), todo esto lo hizo mientras me besaba, y aunque en un principio intente quitármela de encima en el forcejeo caímos en el cama y ella quedó encima de mí, lo que aprovechó para rápidamente desabrocharme el pantalón y comenzar a acariciarme el pene, a partir de ahí ya deje de resistirme, aunque no tome iniciativa hasta que me quitó la camisa, ahí me giré para quedar encima , alcancé un condón de la gaveta, y la penetré lenta y suavemente, cada penetrada ella la contestaba con un suave gemido. Cuando terminamos me quité el condón y me sentí sucio así que me fui a duchar para quitarme parte de la culpa. Ya en la ducha mi hija entró de la nada, y sin decir nada se comenzó a duchar también, no le dije nada porque sabía que ya no tenia la autoridad suficiente para decirle que no se podía bañar conmigo. Todo fue normal hasta que al jabonarse comenzó a hacerlo sensualmente lo cual me provocó una erección, y al darse cuenta me dio la espalda y hizo como si el jabón se le cayera al suelo, lo cual creo que fingió, cuando se agachó recogerlo solo flexionó la cintura y puso las manos en el suelo como apoyo, sin doblar las rodillas para que su trasero quedara levantado. Estando en esa pose comenzó un movimiento suave de caderas que dejaba en claro lo que quería, y como ya me había logrado excitar lo suficiente, solo me agaché un poco para quedar a altura y empecé a sobarle el ano con la punta del pene, y así duramos un tiempo hasta que ella se apoyó en la pared hasta que yo la agarré de la cintura y la elevé para poderla penetrar bien. Y así sin condón ni lubricante le introduje el pene completo en el ano, el cual ella recibió con un gemido, y así fuertemente la penetré mientras me pedía que le diera duro (cosa que me causa aún más remordimiento). La imagen más clara que tengo de ese encuentro fue la de ella levantada por la cadera con ano abierto sonriendo como una puta.
De eso han pasado ya dos días y no la he podido mirar nuevamente a los ojos, y aunque fue el mejor sexo que he tenido en mucho tiempo aunque me cueste admitirlo, aún me siento mal por eso, por haberle sido infiel por primera a mi esposa, y lo peor de todo es que fue con nuestra niña, y lo peor de todo, fue ver que mi hija se convirtió en una zorrita talvez por culpa de mi permisividad.