Estaba en blanco, totalmente despierta, y a la vez luchando entre una mezcolanza extraña de miedo, adrenalina, cerveza e indecisión, cuando nuevamente el hombre subió sus manos a mis pechos. Esta vez, por la posición en que me encontraba el sostén se había movido de lugar y cuando él comenzó a pasar los dedos sobre la tela de mi camisa logró sentir uno de mis pezones, que de inmediato se erizo y se puso duro. Me hormigueo todo el cuerpo. Nunca me había tocado un hombre en plan sexual y yo tampoco había tocado a uno... hasta ese momento. Tengo 19 años y aun soy virgen, he hecho cosas, he llegado hasta cierto limite yo sola, y aunque no me considero lesbiana en el pasado me atrevi a esperimentar sexualmente ciertas cosas con algunas chicas, pero nunca cruce la línea y menos con un hombre, por lo que cuando comenzó a presionar mis pezones entre sus dedos sobre la tela, enloqueci. No había olvidado que era un extraño, tampoco es que había cambiado de opinión y ahora sí lo queria sobre mi. Sencillamente no me habían tocado nunca, generalmente yo soy la que toca y muy pocas veces la que se deja tocar, porque me gusta estar al mando pero eso se sintió pues demasiado, demasiado bien. Él no paro de tocarme los pechos y esta vez no tuve la voluntad para quitarlo porque estaba comenzando a hundirme profundamente en demasiadas sensaciones y a sentirme muy, pero muy mojada. Entonces él aprovecho mi despiste para meter las manos bajo la tela de la camisa y tocar piel con piel.